martes, septiembre 20, 2005

UN CUENTO para recordar mis pasos por literatura















La micro iba completamente llena...

Nadie se miraba a los ojos, ya no quedaban apetitos para tal esfuerzo. Llegar, llegar, llegar ese era el único fin en común de esta colección de carne viva.
Junto a ella va sentado un hombre de terno, se ve que es decente o por lo menos sus ropas lo indican. No lo mira, no quiere que le contemplen la cicatriz, además mirarlo implicaría mucho más.
Quizás la conoce y le pide que lo acompañe, que tiene como retribuirle.
Todas estas gentes o carne viva, como ella, Matilde prefiere llamarlos, piensan en algo recorren con sus ojos la carne fresca que la ciudad les ofrece, mientras la micro se deshace hacia el corazón de la flor, ciudad donde están los vivos y los locos
.
La micro se detiene, luz roja. Matilde piensa en su vida en su cicatriz que resume su vida. Todos los días se levanta y observa esta marca, llaga de la pampa, estrías de un amor de amargo aroma y... llora.
En su marca todo converge, su pasado, su futuro. Lo que es y lo que nunca será. Una excusa barata.
Luz verde, avanza la micro y Matilde deja por un momento el espejo constante al que se pone en juicio diario.
-No, nooooo, grita un hombre tres asientos más atrás.
Matilde gira su rostro y depone a contraluz su llaga pampina. El hombre a su lado la observa de reojo, ve su marca prohibida al ojo ajeno y siente asco, repulsión de observar así, sin previo aviso este triste acontecimiento. Pero al mismo tiempo le provoca mirarla y nunca dejar de mirarla.
Piensa, es como mirarle el sexo.
Matilde no se da cuenta de la impropia mirada del extraño vestido decentemente y esconde con su cabello su piel a líneas.
Al mismo tiempo el hombre piensa en la cicatriz y no comprende su deseo de mirarla una y otra vez. Pasa su bajada y no se inmuta, se queda junto a esta mujer que lleva la posibilidad de una respuesta.

Matilde se para y le pide sin mirarlo a los ojos que la deje pasar, pero este hombre de terno que parece decente le dice que él también se baja. La micro se detiene ambos bajan.
Matilde comienza a caminar y el hombre la sigue, Matilde se percata de este acoso y comienza a asustarse. Le aterra recordar cuantas veces se ha sentido perseguida. Ambos apuran el paso, ya estaba claro que la seguía. Dobla por una calle y la sigue, gira en otra y la siguen. Afrontando sus temores Matilde se detiene esperando afrontar al personaje de terno, no dice nada sólo espera el golpe o el grito. Se para en una esquina y palpa el paso del hombre. Estaba muy cerca, cada vez más cerca, el corazón se acelera más y más, cierra los ojos y espera.
Luego de tener los ojos cerrados por un buen tiempo, los abre y mira aterrada a su alrededor. El extraño ha pasado por su lado y sigue de largo sin mirarla. Matilde piensa que todo fue un error, que confundió las intenciones.

El hombre decente piensa en su cobardía...

3 Comments:

At 3:31 p.m., Anonymous Anónimo said...

Oye y este cuento lo escribiste tú?
Es que esta re bueno, en serio me gustó mucho de principio a fin.
Pancho

 
At 12:45 a.m., Anonymous Anónimo said...

Se paso excelente relato, debieras escribir más, derepente crear un blog solo sobre relatos, estos son cada dia más populares y se nota que tienes dedos para el piano.
Esta muy bueno tu weblog tiene datos y articulos muy buenos me gusto el SI PINOCHET TIENE BLOG: tú no!! jeje

Por otra parte ya he inscrito tu blog en el directorio de chilelog como personal. Disculpa la demora ^^

Saludos y suerte!

 
At 11:18 a.m., Blogger Mi pepita de Ají said...

Te visito desde hace unos pocos días, cuando escribiste el post dedicado a tu hijo que me gustó mucho...
Debo reconocer que pase muchas veces por este blog antes de tomarme el tiempo de leer tu relato, quizas porque pensé que iba a ser de esos textos pretenciosos que solo juntan un monton de frases y conceptos tan complicados que terminan siendo incomprensible para el lector. Pero me da gusto ver que me equivoque, te felicito y un gusto visitarte.
saludos..

 

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